Abuso de poder
***
Cuando llegó al aeropuerto desde La Habana, lo detuvieron. —¿Qué pasa? —preguntó. —Traés libros prohibidos —le dijeron—, estás arrestado.
***
Tembló levemente cuando el Obispo metió las manos bajo su falda. Cerró los ojos. Se dejó llevar. Temía las consecuencias si se negaba.
***
Le pidieron los documentos. Revisaron el auto. Como nada encontraban, uno de los policías lo entretuvo mientras otro echaba la merca.
***
Recordó los azotes de su padre, su mal genio. Recordó su mal genio y los azotes a su hijo. Compungido, lloró a mares en sus adentros.
***
Para firmarle la libreta y rendir el final de la licenciatura, el profesor le había pedido que vaya a su oficina. No quería, pero fue.
***
Encontraba la casa sucia, las camisas mal planchadas, la comida insípida. Aunque su mujer se desvivía todo el día, solo recibía golpes.
***
El sicario acribilla al periodista. Los policías entregan su cámara y notebook al gobernador. Este las entrega días después al fiscal.
Iván González, 2013 (CC BY-NC-SA).
Publicado en la Revista del PEN Club del Paraguay; 25. (2013). Págs. 53-58.
Comentarios
Publicar un comentario
Nunca olvide que la persona que lee el mensaje es otro ser humano con sentimientos que pueden ser lastimados (Regla 1, RFC1855).